A estas alturas no me voy a poner a descubrir a Dani García, una de las realidades más incuestionables del panorama gastronómico mundial. En efecto, hoy en día Dani es uno de los protagonistas más importantes de nuestra vanguardia culinaria, y defiende este papel con osadía, honestidad, pasión y un gran respeto por la historia de la cocina, la tradición de su tierra y el trabajo de otros cocineros. Y esto, en mi manera de ver las cosas, justifica su relevancia presente y le augura un futuro espléndido. Por si no tuviéramos prueba suficiente de ello, Dani nos ofrece ahora un libro que es un compendio de todo su arte y que además es una declaración de intenciones, ya desde el mismo título, COCINACONTRADICIÓN. Porque así es la cocina de Dani, una cocina que no es "contra" nada, sino que suma, que se sirve, se inspira y homenajea a la tradición culinaria andaluza, pero siempre desde la cocina más vanguardista. Ahí es nada a estas alturas de las vanguardias culinarias: atreverse con una pipirrana, con unas quisquillas, y hacerlo con la ayuda del nitrógeno líquido, un producto y una técnica, por cierto, que Dani fue uno de los primerísimos en utilizar no sólo en España, sino en todo el mundo, cuando nadie la conocía y parecía más un truco de ciencia ficción que una ayuda auténtica para el cocinero. O esa tortillita de camarones con que se arranca gracias al abulato. Por no hablar de los homenajes más directos, como las sopas frías, la inspiración en los paisajes (el mar, las minas de Río Tinto, Sierra Nevada), o el recurso a los productos estrella de Andalucía: los coquitos, el calamar de pota, el cerdo ibérico de bellota, el atún de almadraba, y tantos otros. Ferran Adrià.