El habitual intercambio de culturas originado por el devenir histórico tiene en Extremadura características especiales que han servido para el desarrollo de una tradición culinaria original, rica, «seria y grave» (en palabras de Néstor Luján): las aportaciones de los conquistadores romanos (principalmente el aceite y el ajo) y árabes (con su gusto por las especias), la pervivencia de la cultura mudéjar y judía, así como los distintos influjos cántabro, asturiano y castellano conforman la singular base de la estructura culinaria extremeña, estructura que aparece estudiada en esta obra con profundidad y amenidad y no solo, como suele ser costumbre, desde sus aspectos meramente culinarios, sino también, lo que es más esclarecedor, desde sus condicionamientos culturales, históricos y etnológicos. Tras un primer bloque en el que se enmarca la gastronomía extremeña en sus coordenadas históricas y culturales, incorpora la obra una selección de más de doscientas recetas (entre ellas, cerca de setenta de repostería), que aparecen explicadas y detalladas, además de con indicaciones para su correcta preparación, con abundantes datos léxicos, referencias literarias y del cancionero popular y apuntes históricos: cabrito, caldereta, lagarto, ranas rebozadas, hornazo, gazpacho, migas, lamprea en escabeche o aceitunas guisás Para completar este itinerario histórico, etnológico y gastronómico sobre Extremadura, se incluye un apartado final con términos del léxico popular extremeño.