Una alimentación adecuada debe satisfacer todas las necesidades nutricionales e incorporar valores sensoriales, culturales, sociológicos, gastronómicos y de satisfacción personal. No se come sólo por salud, aunque sea éste el objetivo prioritario, sino también por placer y de acuerdo con una riquísima herencia sociocultural de hábitos alimentarios. Por ello, si al programar una dieta no se tienen en cuenta estos factores, fracasará, aunque sea correcta desde el punto de vista nutricional. De ello debemos deducir que nuestra dieta debe ser sana, nutritiva y estar de acuerdo con nuestras costumbres. A estos factores básicos tan sólo habría que añadir otros como los económicos, la disponibilidad de alimentos o las prisas de la sociedad actual. Los tres ejes básicos de una dieta saludable son: moderación, variedad y equilibrio. Si se tienen en cuenta podremos disfrutar del placer de comer. No hay alimentos buenos ni malos, ni completos ni incompletos. Tampoco hay alimentos a los que se pueda atribuir la capacidad de alargar la vida. El valor de cada uno sólo dependerá de la dieta en donde se integre y de cómo guarde en ella las proporciones. El principio que emana de este libro es que la nutrición adecuada no es ni complicada ni restrictiva. Si no se tienen graves problemas de salud y se opta por la moderación, se puede disfrutar prácticamente de todos los alimentos que conocemos.