Lo que más me impulsó a escribir unas cuantas recetas extremeñas, de las que hacían las abuelas que conocía (las mías y las de otras amigas y conocidas), fue el que no se perdieran y, también, el que fuesen conocidas en las grandes ciudades, por si pudiesen interesarle a alguien. En los pueblos más pequeños estas tradiciones continúan vigentes, con las variantes propias de cada localidad. También se me ocurrió añadir algunas recetas sencillas y económicas, porque, en estos tiempos que corren, todo el mundo tiene prisa, y una comida rápida de elaborar viene muy bien, especialmente si, además, resulta asequible para el bolsillo.