¿Era Cristóbal Colón sobrino de Fernando de Aragón? ¿Quién fue el verdadero amor del rey católico? ¿Quién pagó verdaderamente el descubrimiento de América? ¿Estaba loca Catalina de Lancaster y por ello lo estuvo su nieta doña Juana? ¿Cómo murió Felipe el Hermoso? ¿Era Cisneros el Richelieu español? ¿Por qué la nobleza castellana expulsó del reino a Fernando tras la muerte de Isabel? ¿Murió envenenado el que iba a ser el primer marido de Isabel de Castilla? ¿Quiso Fernando separar Aragón de Castilla antes de morir? Nunca acontecieron tantas cosas importantes en lo que hoy conocemos en España como el reinado de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Sucesos como la toma del reino de Granada, la expulsión de los judíos o el descubrimiento de América, todos en 1492, no son menos importantes que las alianzas en política exterior del rey Fernando II, la presencia aragonesa en Italia, el intento innovador de crear el primer Estado nacional o la preponderancia que la política, en su sentido moderno, toma sobre la guerra a partir de entonces. La explicación, o el silencio en muchos casos, de lo que pasó durante aquellos cincuenta años ha nutrido las alforjas de cuantos han querido interpretar España en una o en otra clave política. Este libro relata lo que verdaderamente aconteció entonces y en especial durante los años más silenciados, oscuros y casi secretos del reinado de Fernando de Aragón desde el fallecimiento de Isabel de Castilla hasta la muerte de don Juan de Aragón y de Foix, el niño que de haber vivido hubiera cambiado el destino de España. El libro sigue la historia, a veces la peripecia, de dos segundones sin corona, Fernando e Isabel, a los que el destino y la muerte llevan a conducir sus reinos hacia lo único que pretendían: la unidad dinástica. Fernando de Aragón, modelo para Nicolás de Maquiavelo en El Príncipe y para Baltasar Gracián en El Político, es el hilo conductor de una novela histórica intimista, a la vez que cimentada en una información sorprendente y muy bien elaborada, por donde pasean una serie de interrogantes cuya respuesta aún hoy, quinientos años después, no está depurada.