Ante la proximidad de la fiesta nacional del Perú, el 28 de julio, los vecinos del pueblo andino de Puquio comienzan a preparar su Yawar Fiesta, o fiesta de la sangre. Para ello deben atarpar al temible Misitu, el toro que recorre la puna alimentando su propia leyenda. Desde Lima llega la advertencia del gobierno: la corrida sangrienta se prohíbe. Pero los indios no se resignarán a perder aquello por lo que llevan esperando todo el año y que forma parte de sus propias tradiciones ancestrales.