Texto dramático del que nos dice su propio autor: "Con una buena base de comedia burguesa 'algo codornicesca', su poquito de teatro del absurdo, aromas de sainete caribeño, un buen chorreón de auto si no sacramental, al menos sacro y alguna que otra fantasmada, fue como condimenté esta pieza, a la que di en llamar "Y la casa crecía", por tratarse de eso: de una casa que crece. Y lo hice muy a mi aire, por una parte, y muy sujeto, por otra, al dictado de la carpintería teatral (ese oficio tan denostado por quienes lo desconocen). Vengo a contar en ella, o en ella se refieren, los muchos sobresaltos que apenas sobresaltan cuando los vemos en los telediarios. Y aunque jamás mis obras responden a un propósito, esta que aquí presento nos podría valer, por un ratito, para ver nuestro mundo a través de los prismas de la irrealidad. Que esa es la gracia de las alegorías: contar lo que no es, para ver si así vemos mejor lo que sí es".