Llegas a casa y los deberes están sin hacer: te enfadas, culpas a tu hijo, al colegio, a tu pareja, pero sobre todo, te culpas a ti. Quejarte no resuelve nada, ponerte con sus deberes es pan para hoy y hambre para mañana, pero lo haces igualmente. No soportas que fracase Y, después de tanto esfuerzo, termináis los deberes, tarde, agotados, incluso enfadados, el uno con el otro, y lo que es peor, te sigues sintiendo mal por no tener paciencia, por no lograr que tu hijo sea quien los haga por sí mismo. En este libro encontrarás un enfoque global que repercute, no solo en el estudio, sino también en el buen ambiente educativo y familiar. Todos vais a ganar en serenidad y motivación. Sabrás encontrar alternativas razonables y viables para ayudar a tus hijos sin sustituirles. Acertarás en los objetivos para cada uno en todo momento. Mejorarás la atención sin desatender tus otras obligaciones y mucho más. No podré multiplicar tu tiempo, pero sí podré ayudarte a que lo sepas aprovechar con éxito educativo, y paso a paso, tus hijos aprenderán a estudiar por sí mismos y con alto rendimiento. Lograrás que las tardes