Pierre Hadot, gran especialista en filosofía antigua, fue también el primero en Francia en escribir sobre Wittgenstein, en una serie de artículos publicados entre 1959 y 1961. Al leerlos hoy comprendemos lo que pudo significar para un filósofo francés el descubrimiento de un pensamiento, entonces casi desconocido, que iba a desempeñar un papel decisivo en su evolución filosófica. En ellos se advierte también una nueva dimensión de la filosofía de Wittgenstein. Los dos primeros textos, consagrados al Tractatus logico-philosophicus, son una reflexión sobre lo indecible, a partir de la fórmula wittgensteiniana: Aquello que se expresa en el lenguaje, no podemos expresarlo por el lenguaje. Los dos últimos, que tienen por objeto las Investigaciones filosóficas, dejan entrever la influencia capital que tuvo sobre Hadot la concepción revolucionaria del lenguaje que expresa esta obra; las nociones de juego de lenguaje y de forma de vida le llevaron a reflexionar sobre la naturaleza del discurso filosófico: no existe el lenguaje, que tendría por función designar los objetos o traducir los pensamientos, sino juegos de lenguaje destinados, entre otras cosas, a producir un efecto sobre el oyente. El lenguaje filosófico deberá por lo tanto ser comprendido en la perspectiva de una actividad determinada y como un ejercicio espiritual.