En esta obra se alternan dos relatos paralelos y, a la vez, íntimamente relacionados. Por un lado, las fantasías de un niño a través de la historia de una isla imaginaria cercana a la Tierra del Fuego, a la que llama W texto escrito por Perec a los doce años, donde evoca una ciudad gobernada por un ideal olímpico; y, por otro, los recuerdos fragmentarios de una infancia vivida durante la guerra. El autor manipula de forma magistral un material autobiográfico y, sin abdicar de su estilo ameno y travieso, muestra la profunda huella de la Segunda Guerra Mundial y su posguerra, claves para un niño de familia judía emigrante en Francia.