La escritura de Mario Merlino se asomá a las claves de nuestro tiempo y nos permite relacionarnos con él de manera insospechada y lúcida, mira de frente la incertidumbre y denuncia desde el poema la tentación fundamentalista de otros discursos sociales. Aun así, quizás por eso, esta poesía también es un ejercicio de seducción plagado de referencias sexuales que pordría ser leída como una incitación a vivir sin restricciones. No en nombre de la raíces y las esencias, sino de acuerdo a la única ley que el poeta reconoce: la del deseo.