En 1975, año en que muere Franco, se acaba la dictadura y se abre en España un horizonte lleno de posibilidades
José Luis Alonso de Santos escribe la obra teatral ¡Viva el Duque, nuestro dueño!para su grupo Teatro Libre, el tema que plantea es el enfrentamiento entre el arte y el poder y, más concretamente, las difíciles relaciones que existen entre los creadores y una estructura de poder autoritario.La anécdota está situada en la España de finales del siglo XVII, época de guerras, derrotas, hambre y decadencia, y está encarnada en las figuras de unos pobres cómicos. Pero como obra de distintos niveles de lectura, también es un reflejo de la España de mediados de los años setenta.Margarita Piñero, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense y en Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, ha dirigido cuatro años los ciclos y sus publicaciones- El autor teatral español y La puesta en escena hoy para la Fundación Pro-Resad. Desde 1980 ejerce como periodista y crítica teatral en Primer Acto, El Público, De libros y otras revistas. Como dramaturga ha publicado Un ligero dolor y La seda de tu voz.Eduardo Pérez Rasilla, doctor en Filología Hispánica y catedrático de Enseñanza Secundaria de Lengua y Literatura, ejerce como profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. Crítico de teatro de la revista Reseña y miembro del Consejo de redacción de ADE Teatro y Acotaciones, ha publicado, entre otros, Teatro breve en España entre 1898 y 1940 y ediciones de La vida es sueño (Calderón), ¡Ay Carmela! Y El lector por horas (Sanchis Sinisterra).