Alonso de Molina, natural de Úbeda, uno de los Trece de la fama que aompañaron a Pizarro en la trágica aventura de la isla del Gallo, fue un hombre extraordinariamente culto para su tiempo, y de una notable habilidad para aprender idiomas. Cuando Francisco Pizarro tocó por primera vez las costas peruanas, la innata curiosidad de Alonso de Molina le impulsó a quedarse para siempre en un país que se antojaba fascinante. Viracocha, el nombre con que los incas conocían al Dios barbudo y blanco creador del Universo que algún día habrá de regresar por el mar, y con el que confundieron a Molina es, sin duda, una de las mejores novelas de aventuras de Alberto Vázquez-Figueroa.