El tupido velo del silencio cubre a menudo demasiadas situaciones de violencia en el seno de la pareja y el hogar. Por acción u omisión, por el peso del tabú, las fallas en el sistema judicial, los prejuicios o la pura y dura ignorancia, cada año decenas de personas en España, muchas mujeres pero también hombres y niños, jóvenes y mayores de diversa condición social y sexual sufren desamparo ante el maltrato físico, sexual, psicológico o económico. ¿Por qué un divorcio o separación pueden llegar a arruinar tu vida o la de tus hijos? ¿Por qué los niños víctimas de violencia en el hogar no gozan de un protocolo íntegro de protección? ¿Es de recibo que un hombre maltratado no se atreva a denunciar? ¿Puede justificarse que los hombres heterosexuales y las mujeres y hombres LGTB no tengan una protección justa en materia de violencia en la pareja? Violencias silenciadas, escrito por la abogada penalista Antonia Chinchilla, pone blanco sobre negro estas y otras preguntas, todas relacionadas con una realidad que no por evidente permanece menos acallada: la legislación española sufre importantes carencias y está fracasando a la hora de frenar la violencia en la pareja y en el hogar. El libro indaga en la problemática dimensión de las denuncias falsas en España, en la falta de recursos para atender a colectivos minoritarios o en la inexistencia de registros fiables y completos que radiografíen la violencia en el país. También reflexiona sobre algunas consecuencias no deseadas de la Ley de Violencia de Género, bien porque a veces facilita que los desaprensivos hagan uso y abuso de la ley en beneficio propio, bien porque en ocasiones alienta la polarización social y desenfoca el debate.