Cuando el joven Martin Chuzzlewit se enamora de Mary Graham, la señorita de compañía de su abuelo, y desata la ira de este, busca refugio en casa de otro pariente suyo, el señor Pecksniff, arquitecto que jamás ha construido nada e imagen viva de la mezquindad y la hipocresía. Serán necesarias muchas penalidades y aventuras, dentro y fuera de su diabólica familia entre ellas un tremendo viaje en busca de fortuna a Estados Unidos que en su día fue considerado toda una afrenta, para que Martin conozca lo que es realmente el amor, la amistad y la lealtad. Para Dickens, Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit (1844), que aquí presentamos en una nueva traducción de Miguel Temprano García, era «con creces la mejor de mis historias», y para William Boyd sigue siendo «su novela más terriblemente divertida».