La vida de Rilke, tenazmente dedicada a la culminación de una obra poética, discurrió por las cimas de la belleza y las simas del espanto. Lo que quedó tras ella son varios miles de poemas que sitúan a su autor a la cabeza de los escritores del siglo xx. Vida y obra se exponen en este libro de Antonio Pau como discurrieron: en una inseparable unidad, en un constante reflejo recíproco. «Rilke escribió la poeta rusa Marina Tsvietáieva no es un símbolo de nuestro tiempo, es su contrapeso. Guerras, matanzas, carne lacerada en las batallas
y Rilke. Gracias a Rilke nuestro tiempo será perdonado. Por la ley del contrapeso, del equilibrio, Rilke tenía que haber nacido en nuestra época: ha sido su antídoto. En eso estriba su rigurosa contemporaneidad. El tiempo le hizo surgir. Rilke era es tan necesario en nuestro tiempo como el sacerdote en el campo de batalla: para rezar por unos y por otros, por ellos y por nosotros. Para que sean iluminados los que aún viven y para que sean perdonados los que han muerto.»