El explorador John L. Stephens organizó un viaje por Yucatán después de una expedición por el Cercano Oriente. En su segunda travesía, acompañado del arquitecto Frederick Catherwood -de quien son los grabados que ilustran el libro-, Stephens se sumergió en selvas hostiles plagadas de alimañas para dirigir la atención de Occidente a la civilización maya.