Cuenta una antigua tradición que existen lugares alrededor del mundo que nos están llamando… Dicen que a Jerusalén se va para rezar, a Nueva York para hacer negocios, pero a la India se viene para aprender a meditar. Posiblemente no haya otro lugar en la Tierra que guarde tan viva la práctica de la meditación como los ashram del país de los saris y de los turbantes, de los ídolos con cabeza de elefante y de los innumerables dioses de piel azul que nos miran sentados desde una flor de loto, con una pierna adelantada, dispuestos a levantarse rápidamente para venir en nuestro auxilio cuando los necesitemos. Manuel Fernández nos sumerge en una intensa y conmovedora travesía hacia la India, un lugar esencial para cada peregrino. Un viaje para buscarte y encontrarte siguiendo tu camino interior, en el que la meta eres tú pues la meditación es el arte de sentarse, es el arte de sentirse, de conectar con uno mismo y con todo lo que nos rodea. Si algo ha legado la India a la historia de la humanidad, ha sido la práctica de buscarse a uno mismo, de volver la mirada exterior para hacerla interior y el arte de espiritualizar la mente. Si liberásemos el espacio que ocupamos en nuestra cabeza llenándolo de prejuicios, miedos, frustraciones y oscuridad, la luz del universo se colaría en nuestro interior. Esa luz, con el tiempo, bajaría a los ojos y nos haría ver el mundo con la mirada celestial. A liberar ese espacio en la mente, yo le llamo meditar. Por eso te invito, oh peregrino que te buscas a ti mismo, a que te unas a mi viaje, donde recorreremos no solo la India, sino también los entresijos de nuestra propia consciencia para conseguir tener un cuerpo sano y una mente en calma para poder vivir una vida plena y feliz.