En este nuevo Vía Crucis es un testigo el que nos relata los hechos que suceden en cada una de sus estaciones. Y se nos invita a recorrerlas no con tristeza, sino con ojos resucitados, porque Jesús murió y resucitó para devolver la dignidad a cada ser humano. Porque nuestro Dios no es un Dios de muertos sino de vivos.