El oficio hispánico de la tarde, al igual que en las demás familias litúrgicas cristianas, desde el principio conoció el uso del libro de los salmos, pero bastante pronto, probablemente en el siglo VII, se introduce paulatinamente la costumbre de reemplazar la salmodia clásica por unas antífonas de forma responsorial de rica musicalización. Esta novedad estructural y la gran creatividad de los autores litúrgicos de aquel siglo han dejado un auténtico tesoro espiritual, que queda bien reflejado en la edición de este Vesperal.