Si incluso en una época de profunda crisis económica como la que estamos viviendo abundan los puestos de vendedores en las ofertas de empleo, es porque en las economías desarrolladas, gracias a la globalización y las nuevas tecnologías, se reduce el número de los que producen y aumenta el de los que venden. Hay cada vez menos personas en las fábricas y más en contacto con el cliente. La dimensión comercial está muy presente en todas las profesiones, y por eso es fundamental añadir la habilidad comercial a las habilidades técnicas. Vender me gusta es un libro apasionante que celebra el arte de la venta y desmonta muchos tópicos al respecto. Vender es una actividad –muy lejos ya del estereotipo del vendedor simpático e invasivo– que nadie puede ignorar y que puede ser totalmente loable desde el punto de vista ético a la vez que muy estimulante intelectualmente.