Hacia 1647, Rodrigo Caro comenzó a reunir los materiales de un libro que dejaría inconcluso, Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla, donde había de reunir las biografías de escritores hispalenses desde la Antigüedad hasta el reinado de Felipe IV. La obra pretende trazar una línea continua en la cultura sevillana desde época turdetana y romana hasta la propia contemporaneidad de Caro, cuando la ciudad de Sevilla aspiraba a ser reconocida como una nueva Roma.