Van Dyck en España es el primer estudio relevante de la relación del artista con la España del siglo XVII, una profunda investigación que abarca tanto las obras del pintor conservadas en nuestro país como aquellas que salieron de nuestras fronteras a lo largo de la historia y cuya procedencia española se ignoraba. El libro analiza de forma exhaustiva cada uno de los cuadros, sus aspectos compositivos, estéticos, estilísticos, iconográficos e históricos e incluye una extensa bibliografía. Una importante novedad de esta obra es la indagación, a través de las fuentes documentales españolas (preceptistas, escritores, poetas, etcétera), de lo que significó el artista en el ámbito social, artístico y cultural de la España del siglo XVII y de la impronta que dejaron sus obras en los pintores españoles de su tiempo. Su estela alcanza a todos los pintores de la escuela de Madrid y Sevilla, incluyendo a Velázquez y a Murillo. Las conclusiones y hallazgos de esta investigación son sorprendentes. Tras un rastreo de los archivos y la documentación ha sido posible seguir la pista de las obras y, en gran medida, localizarlas en museos y colecciones de Europa y América. Los originales localizados, las pinturas desaparecidas, las réplicas, las obras de taller y las copias siguen una división temática en la estructura del catálogo. Ha sido posible probar la procedencia española de obras tan importantes como el retrato de Carlos I de Inglaterra (Le Roi à la Chasse) del Museo del Louvre, lienzos como Santa Rosalía de la Pinacoteca de Múnich, la Continencia de Escipión de la Christ Church de Oxford, y los tres Martirios de San Sebastián, entre otros. El marqués de Leganés, el conde de Monterrey, el almirante de Castilla y el marqués del Carpio y Eliche (que atesoró más obras de Van Dyck que el mismo rey de Inglaterra) son algunos de los coleccionistas españoles que pueden considerarse verdaderos mecenas del artista. Los coleccionistas y las obras dan prueba, cualitativa y cuantitativamente, del importante papel que la obra de Van Dyck representa en la historia del coleccionismo español.