Tras la catastrófica derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, los países de habla germana vivieron un renacimiento cultural: Freud en Viena, Kafka en Praga, y el cine de Murnau y Fritz Lang. En este caldo de cultivo surge también una generación de escritores, Gustav Meyrink, H.H. Ewers y Karl Hans Strobl, que reivindican la tradición del «romanticismo negro» de Hoffmann, Tieck o Poe. Hanns Heinz Ewers, autor de la inmortal «Mandrágora» (Gótica-9), fue un dandi y un viajero impenitente que recorrió todo el globo. Sus obras más destacadas fueron las tres novelas dedicadas a su alter ego Frank Braun, escritor, filósofo, viajero y vividor: «El aprendiz de brujo», «Mandrágora» y «Vampiro». En «Vampiro» (1920) Ewers lleva a cabo una recreación simbólica del mito tratando de entender la terrible masacre ocurrida en la guerra europea. Tras embarcar en un crucero que viajará alrededor del mundo, a Frank Braun le llegan noticias del estallido de la guerra en Europa al tiempo que se desata una epidemia de fiebre amarilla a bordo. Braun logra escapar indemne, desembarca en San Francisco y decide atravesar los Estados Unidos hasta llegar a Nueva York, donde se encontrará con una antigua amante, Lotte Lewi, una seductora judía alemana que adora las piedras preciosas. Las noticias de la guerra vuelan y hordas de emigrantes alemanes tratan desesperados de encontrar un pasaje de vuelta a su país. Lotte, bohemia y patriota, convence a su amante para que se comprometa con la causa germana, y este, convertido en activista, recorre el país arengando a las masas. Pero Braun ha contraído una misteriosa enfermedad: sufre una constante fatiga y frecuentes lapsus mentales que le sumergen en profundos trances seguidos de amnesia. El lector descubrirá que las causas de tan extraños males hunden sus raíces en la historia más oscura de la humanidad.