Jacobo comienza una nueva vida cuando sus padres adoptan a Yermoné, una bonita niña negra. Los celos le hacen no estar muy dispuesto a facilitar las cosas a Yermoné, pero la «visita» de los niños africanos apadrinados por sus padres le hacen comprender el valor de compartir y ejercer, por vez primera, de hermano mayor. El amor fraterno aparece reflejado en una entrañable historia que añade pinceladas del desconocido mundo africano.