En esta obra se realiza un análisis del fenómeno esclavista en la urbe gaditana en el periodo comprendido entre los siglos XVII y XIX. El fenómeno es tanto más relevante cuanto que en Cádiz la esclavitud experimenta un enorme auge en un periodo cronológico, sobre todo a partir de 1650, del que se tiende a decir que se caracteriza por el declive irreversible de la institución esclavista en España. A Cádiz llegaron negroafricanos, magrebíes y otomanos fundamentalmente, aunque con el tiempo acabarían predominando los primeros, y toda la sociedad gaditana del momento participó de su compra, de su venta y de su explotación económica. Aún después de la promulgación de la Constitución de 1812, vista como un símbolo de libertad, siguieron existiendo esclavos en la ciudad. Esclavos que, por cierto, apenas han dejado huella, ya que sabido es que la memoria histórica siempre es cruelmente selectiva.