Un célebre crítico gastronómico se encuentra a las puertas de la muerte. Toda una existencia dedicada a ensalzar un arte menor al rango de los más prestigiosos, a hacer y deshacer reputaciones. Y ahora, tras varias décadas de ágapes, “de ríos de vino y alcohol, tras una vida entre mantequillas, natas, salsas, frituras y excesos a todas horas”, se está apagando. Mañana va a morir y una obsesión le atenaza el corazón: el recuerdo de un sabor olvidado, hundido en lo más profundo de la memoria. Desde su habitación desgrana sus recuerdos culinarios más intensos, busca desesperadamente ese sabor de la infancia o la adolescencia, pues sabe que no podrá morir en paz si no lo prueba de nuevo. Vaga por los meandros de su memoria gustativa, hurga frenéticamente entre playas y huertos, comidas familiares, perfumes, fragancias, caldos, carnes, pescados... ¿Podrá recuperar la serenidad en una última comida? Esta es una novela de recuerdos gastronómicos y sabores perdidos. Una verdadera delicia para los sentidos. La búsqueda de ese sabor original y maravilloso que bien podría ser una golosina, es la excusa para recorrer el itinerario de una existencia consagrada a la gastronomía. La autora describe los placeres de la mesa con tal voluptuosidad y sensualidad que logra excitar las papilas gustativas. El título, Una golosina, está más que justificado: esta novela es un dulce para nuestro paladar de lector que hay que saborear desde el primer bocado... Premio al Mejor Libro del Mundo de Literatura Gastronómica 2000 Salon International du Livre Gourmand – Périgueux Muriel Barbery se ha convertido en la revelación literaria en Francia. "Una Golosina" es su primera novela y la inspiración para escribir "La elegancia del erizo" que la ha situado en las listas de los más vendidos. Su ternura y originalidad le han valido el Premio de los Libreros, el reconocimiento de la crítica y el cariño del público.