Este ensayo es una reivindicación de la experiencia literaria y de la enseñanza de la literatura. La imaginación moral que se cultiva en los libros es fundamental para que una educación democrática llegue a buen puerto. En Un velero bergantín, Luis García Montero (Granada, 1958) mezcla la confesión íntima como lector y escritor con las consideraciones críticas sobre los vínculos que unen los procesos de la literatura y de la sociedad. Este ensayo es también un homenaje a los profesores de literatura. «Es decir, que en el momento en que no soplan vientos favorables para las Humanidades; cuando los sistemas educativos parecen orientarse en la dirección de un pragmatismo romo; cuando lo monetario y lo mercantil se convierte en valores absolutos para la sociedad y quienes la dirigen, los que hemos tomado en su día la decisión de convertir en trabajo aquella identificación estética con los textos literarios y los estudiantes que nos secundan tenemos la obligación de defender la idea de que la Literatura constituye un instrumento imprescindible para la formación de los ciudadanos en múltiples aspectos». DARÍO VILLANUEVA