Esta es la historia de un hombre singular. De joven rico hacendado y agricultor de la Marina Alta (Alicante), llegó a ser alcalde de Gandía y candidato a diputado en Cortes en los tiempos turbulentos de la República, la Dictadura y la guerra civil. Pero nunca cedió a la tentación del dinero y el poder. Prefirió vivir como “un hombre para los demás“. Reunió en sí facetas tan dispares como las de político, voz de los sin voz, defensor de los obreros, activista social, agricultor, empresario, economista, mendicante voluntario, benefactor incansable, luchador contra la usura, favorecedor del ahorro y, sobre todo, fundador de Fontilles, la primera leprosería de España. Murió sin un duro, pobre entre los pobres; y llegó a ser proclamado “santo“, antes incluso de su fallecimiento, por aclamación popular de una ciudad entera. Joaquín Ballester Lloret (1865-1951) se adelantó a su tiempo por su trabajo social y solidario, su lucha por la justicia y su compromiso político en medio de un mundo corrupto. Preanunció también el concilio Vaticano II como cristiano de fe adulta y responsable, sobre todo, por su atención prioritaria a los más marginados de su tiempo: los leprosos del Levante español. De la mano de su gran amigo y “alter ego“, el valiente jesuita Carlos Ferrís, afrontó contra viento y marea la terrible epidemia -entonces tabú- de la lepra, que era tanto como decir pánico y vergüenza. De aquí que en parte este libro es también la apasionante e increíble historia del Sanatorio de Fontilles. Más allá de toda opción ideológica o de partido, su honradez y espíritu de servicio a la sociedad de su tiempo le prestan gran actualidad y le convierten en un modelo válido para todos los tiempos.