Un diván en la playa es un viaje por la mente de Pol Milfontes (un maniático extremo) que recorre las diferentes esquinas de su existencia. Su mundo interior, siempre en movimiento, realiza saltos temporales que le trasladan a un pasado tormentoso que influye decisivamente en su presente, y que modifica su mente, llenándola de desconfianza y odio hacia una sociedad que se convierte en su principal enemigo. El volcán en continua erupción que es su cabeza se encuentra controlado por un extraño personaje que es el cuidador de sueños, que con su tocadiscos de vinilo deja caer discos que le advierten mientras duerme (flashes con vinilo) de las consecuencias que le pueden reportar las personas con las que ha contactado a lo largo del día. Son preavisos que buscan ponerlo en guardia ante los monstruos externos que circulan por las calles. Tres elementos fundamentales, que le ayudan a desconectar de la realidad que lo rodea, calman sus miedos: el deporte, la música y la literatura. A lo largo de toda la obra se hacen referencia a canciones (fundamentales en el devenir de la historia) a citas literarias y a referencias cinematográficas. Estas alusiones convierten a Un diván en la playa en una historia interactiva que permite al lector acercarse a ella para comprender mejor el devenir de los hechos que está asimilando. La aparición de un ser enigmático como Kao supone un salto de esperanza. Con ella surge el amor que reconstruye el deteriorado universo interno de Milfontes. Un diván en la playa es, además, una crítica contundente hacia el periodismo, su manipulación y su pérdida de valores, como también sobre la clase política y la hipocresía de la sociedad en general.