En la historia de las religiones, los dioses siempre se han distinguido por su poder, un poder guiado por su majestuosidad e incluso por su capricho. En contraste total, los cristianos presentamos un Dios perdedor, niño, mal negociante, pequeño, tierno, esclavo, no entrometido... Sí. El Dios cristiano es un Dios peculiar, un Dios con nombres demasiado extraños para un Dios. Sin embargo, el diablo no tiene nombre sino número. También nos conviene conocer algunas peculiaridades de esta torcida criatura del número 666.En este volumen ofrecemos unos cuantos textos en los que Benedicto XVI habla acerca de cómo es este Dios singular, y otros en los que algo dice de Satanás.