William Collins se ha escapado de una institución mental. Es un hombre muy atractivo y agradable, pero, si se meten con él, puede convertirse en un sujeto muy peligroso. En su huida hacia nin­guna parte, conoce a una mujer enig­mática y a un timador que le proponen un negocio: secuestrar a un muchacho y hacerse ricos con el rescate. Collins duda si cometer el crimen o no. Aunque le tienta la perspectiva de continuar junto a la mujer, tiene que andarse con cuidado, porque sabe que en cualquier momento puede ser víctima de la trai­ción. Y eso podría desencadenar su ira.