En 1138, en el transcurso de la guerra civil inglesa, el rey Enrique toma la fortaleza de Shrewsbury. No habrá clemencia con los vencidos: el rey ordena ahorcar a todos los defensores. Entre tantas muertes sólo fray Cadfael es capaz de detectar un cadáver que no encaja con los demás; se encuentra entre los ajusticiados, pero no ha muerto a consecuencia del decreto real. Ha sido asesinado.