Antigua ciudad romana, capital barroca y -al margen del contexto artístico- capital política y ciudad industrial. " Turín nunca se para " , éste es el eslogan que hemos adoptado y que se ajusta tanto a la historia de la ciudad, en continua evolución, como al particular momento que está viviendo. Los preparativos para la cita olímpica de 2006, las transformaciones del espacio urbano, la definición de nuevas alternativas al modelo industrial... hoy más que nunca es un hecho. Paseando por las calles del centro se puede descubrir la Turín romana (la porta Palatina y el teatro romano) o admirar las huellas de su tradición barroca -en las obras de Guarini y de Juvara- o vislumbrar los signos ya evidentes de la " ciudad del futuro " en los proyectos innovadores y futuristas que caracterizan su actual transformación. A todo ello se añade un riquísimo y variado patrimonio de museos, desde el Museo Egipcio, segundo en importancia tras el de El Cairo, hasta el nuevo -y no obstante ya célebre- Museo del Cine en la Mole Antonelliana, monumento simbólico de la ciudad. Turín tiene mucho también que ofrecer en cuanto a paisajes y a naturaleza se refiere.