Él se llama Jorge. Su otra mitad, Rafa. Jorge es un rudo mecánico de taller, un hombre sencillo y humilde, que busca su lugar en el mundo. Rafa es un estudiante de veterinaria, un chaval extremadamente bello, engreído y sumiso que pisotea a todos en su camino. Son el día y la noche, caracteres contrapuestos y personalidades enfrentadas. Sin embargo, una serie de casualidades pondrá a uno en brazos del otro. Ambos descubrirán que, por debajo de sus pieles, tan dispares, se esconde un cúmulo de sentimientos que acabará por unir irrevocablemente sus destinos. Pero, ¿quién dice que amar sea fácil? ¿Quién puede estar seguro de los sentimientos del otro? «En mayor o menor medida, todos esperamos la llegada de alguien que nos levante del suelo y nos diga, con palabras tiernas y espíritu de misericordia: Ahora ya no tienes nada que temer porque estoy contigo. De una u otra forma, todos anhelamos encontrar al alma gemela que nos acompañe en la tortuosa caminata que nos espera hasta llegar al final de nuestras vidas. Algunos se tropiezan con esa alma gemela por casualidad o por destino. Otros la buscan tan desesperadamente que terminan encontrando algo que se le parece, y eso es ya suficiente alivio. Los más numerosos aún esperan ese momento de comunión, ese poder arrodillarse frente a quien dará sentido al resto de nuestra existencia
» Tras la publicación de Te esperaré, un fenómeno editorial que obtuvo el premio Odisea en su segunda edición, el escritor Tomás Ortiz (Madrid, 1978) se convirtió en uno de los referentes entre los autores de su generación. Han pasado ocho años desde entonces, tiempo en el que Tomás Ortiz ha seguido deleitándonos con novelas como Contactos, Seguiré aquí cuando despiertes o Los amigos de Sebastián, en las que el autor ahonda en relaciones tormentosas y sus consecuencias. Con Tu otra mitad da un paso más allá en su particular visión del alma humana, brindándonos una espaciosa parábola hábilmente construida, habitada por personajes que se concretan a sí mismos a través de la soledad y de una penetrante urgencia de calor ajeno.
Él se llama Jorge. Su otra mitad, Rafa. Jorge es un rudo mecánico de taller, un hombre sencillo y humilde, que busca su lugar en el mundo. Rafa es un estudiante de veterinaria, un chaval extremadamente bello, engreído y sumiso que pisotea a todos en su camino. Son el día y la noche, caracteres contrapuestos y personalidades enfrentadas. Sin embargo, una serie de casualidades pondrá a uno en brazos del otro. Ambos descubrirán que, por debajo de sus pieles, tan dispares, se esconde un cúmulo de sentimientos que acabará por unir irrevocablemente sus destinos. Pero, ¿quién dice que amar sea fácil? ¿Quién puede estar seguro de los sentimientos del otro? «En mayor o menor medida, todos esperamos la llegada de alguien que nos levante del suelo y nos diga, con palabras tiernas y espíritu de misericordia: Ahora ya no tienes nada que temer porque estoy contigo. De una u otra forma, todos anhelamos encontrar al alma gemela que nos acompañe en la tortuosa caminata que nos espera hasta llegar al final de nuestras vidas. Algunos se tropiezan con esa alma gemela por casualidad o por destino. Otros la buscan tan desesperadamente que terminan encontrando algo que se le parece, y eso es ya suficiente alivio. Los más numerosos aún esperan ese momento de comunión, ese poder arrodillarse frente a quien dará sentido al resto de nuestra existencia
» Tras la publicación de Te esperaré, un fenómeno editorial que obtuvo el premio Odisea en su segunda edición, el escritor Tomás Ortiz (Madrid, 1978) se convirtió en uno de los referentes entre los autores de su generación. Han pasado ocho años desde entonces, tiempo en el que Tomás Ortiz ha seguido deleitándonos con novelas como Contactos, Seguiré aquí cuando despiertes o Los amigos de Sebastián, en las que el autor ahonda en relaciones tormentosas y sus consecuencias. Con Tu otra mitad da un paso más allá en su particular visión del alma humana, brindándonos una espaciosa parábola hábilmente construida, habitada por personajes que se concretan a sí mismos a través de la soledad y de una penetrante urgencia de calor ajeno.