HASTA fechas muy recientes, la literatura de entretenimiento se ha visto tan estrechamente unida a la idea de trivialidad, que sus contenidos eran considerados decididamente inapropiados para integrarse en un sistema literario recomendable. De concepción aparentemente frívola y contenidos insubstanciales, quedaba excluida del canon, ya que más que lectura, el acercamiento a estos textos baladíes había de considerarse, tal vez, consumo. Sin embargo, afortunadamente, ha podido quedar desmontado ya el mito de que únicamente las mentes menos privilegiadas pueden llegar a sentirse seducidas por estos géneros menores. En un mundo regido por lo económico, muchos de los textos llamados de entretenimiento han logrado ser éxito de ventas. Y, cuando son casi demasiados los estímulos fáciles que se le ofrecen al público ansioso de distracción, han sabido imponerse frente a otros, logrando atraer a masas de población en número impresionante. Habría que preguntarse pues si sólo es entretenimiento lo que ofrecen estos textos que se venden como tales, si no habrán dejado atrás esa fase en la que meramente ambicionan causar diversión. O si tal vez se han perfeccionado, modificado, vuelto más exigentes, hasta el punto de poder resultar imprescindibles para todo sistema literario, en permanente evolución siempre éste, en un mundo en el que no cesan de producirse cambios constantemente. ¿En qué medida sigue siendo trivial la literatura de entretenimiento? El presente volumen contiene las reflexiones de estudiosos de diversas ramas de la filología sobre esta cuestión y plantea la posibilidad de un nuevo canon literario que incluya textos hasta ahora marginados.