En 1993, Greg Mortenson regresaba de un intento fallido de alcanzar la cumbre del K2. Exhausto y desorientado, llegó a una aldea del norte de Pakistán donde le cuidaron hasta su recuperación. Durante su estancia, vio como los niños de la aldea estudiaban sus lecciones a la intemperie escribiendo con un palo en el suelo embarrado. Antes de regresar a casa, Mortenson les prometió volver y construir una escuela. De aquella promesa nació una de las campañas humanitarias más increíbles de la historia: la misión de un solo hombre de luchar contra el extremismo y el terrorismo construyendo escuelas, especialmente para niñas, en el país que vio nacer y alimenta a los talibanes. Dos millones y medio de ejemplares vendidos y la permanencia en las listas de ventas durante más de un años confirman el fenómeno literario de Tres tazas de té, que además se ha visto recompensado el reconocimiento de la revista TIME como Mejor Libro del año sobre Asia.