Mariana y Nicolás recogen moras cuando ven a unos cazadores que se acercan por el barranco. Escondidos observan cómo varios cóndores son abatidos, pero no pueden hacer nada por evitarlo. Al día siguiente, los niños regresan al mismo paraje y allí, entre las ramas
¡un huérfano de la matanza chilla desesperado! Los dos hermanos, junto a su amigo Sebas, se encargarán de criar al pequeño cóndor hasta que pueda valerse por sí mismo y volar en el cielo azul de los Andes colombianos. Aunque, quizá, sea entonces cuando más protección necesite.