El libro se interroga por el carácter pintoresco de ciertos objetos, intentando definir ese género de belleza no como una categoría universal, sino enunciando empíricamente sus atributos en su condición de cualidades artísticas: lo pintoresco se aplica a escenas, situaciones y paisajes que no tienen cabida entre los temas de la pintura clásica, los cuales mostraban historias tomadas de los grandes relatos del pasado que, según su temática, y atendiendo a su armonía o su heroísmo, podían calificarse de bellos o sublimes.