Zir es de cristal, aunque vive con los de carne. Los del otro lado, los que son como él, vienen una vez al año a su casa para comprobar que todo está en orden. Pero cuando faltan trece días para la visita, el padre de Zir se rompe en trozos. Si no lo arregla antes de que lleguen, tendrá que volver con ellos y despedirse de todo lo que conoce.