El sacrificio, pilar del orden social y, en última instancia, del mundo, es uno de los temas centrales del pensamiento de De Maistre. La vida emerge de la sangre que circula por los cuerpos. El hombre es al mismo tiempo carne y espíritu, cuerpo y alma. La carne, principio sensible del hombre, es la causa de su culpabilidad, y ésta no puede ser lavada más que con la sangre. La salvación por la sangre: tal es el principio que, según De Maistre, subyace a todo sacrificio. De ahí la universalidad de una práctica que, carente hoy de la sacralidad y el esplendor que la revestían en la antigüedad, continúa vigente en las sociedades modernas.