«Nunca seremos tan independientes como para poder prescindir los unos de los otros; pero los favores deben ser consecuencia de la amistad, y no la amistad consecuencia de los favores. Cuanto más se ha vivido, más necesidad se tiene de ella. A medida que la razón se perfecciona, que el ingenio se vuelve más refinado y que el corazón se purifica, más imprescindible nos parece. En todas las épocas se la ha considerado como uno de los primeros bienes de la vida. Se trata de un sentimiento que nos es innato; el primer impulso de un corazón es unirse a otro corazón. Y, sin embargo, es una queja unánime: todo el mundo dice que no existe la amistad. Todos los siglos sumados apenas nos ofrecen tres o cuatro ejemplos de una amistad perfecta. Y puesto que todos los hombres están de acuerdo en las excelencias de la amistad, ¿por qué, en interés común, no se ponen de acuerdo, por qué no se unen para gozar de ella?». Madame de Lambert