El amor tiene su premio en aquello que ama; y cuanto mayor sea el amor, mayor será el premio. El amor es en cierta medida insaciable, tiende siempre a más; así se puede hablar de utopía de los satisfechos. El hombre es un terrible inquieto del amor. Pero es imposible proceder hasta el fin en la carrera de los deseos. Siempre es susceptible de enderezar los deseos y percibir que el amor de Dios tiende a Dios; es El la causa eficiente y final del amor.