El cambio político registrado en Portugal y en España entre 1968 y 1978, inscrito en un ciclo democratizador de más amplio alcance, presenta, pese a las previsibles diversidades nacionales, paralelismos en lo institucional y en lo social. Al ser explorados, estos paralelismos iluminan rasgos centrales relativos tanto a las experiencias transicionales como a la consolidación de la Europa comunitaria en un contexto presidido, todavía, por la política de bloques.