El sustrato lingúístico celta, presente en las lenguas romances hispanas, tiene una presencia destacada en la lusitana y la galaica, debido a su situación geográfica extrema, conservando numerosos arcaísmos, tanto celtas como latinos. En la interpretación de los topónimos y antropónimos gallegos juega un importante papel la verdadera identificación de las actuales etimologías populares y cultistas con las que se buscado dar un signicado lógico', mediante fraseologías de base latina o romance, a los que son nombres propios celtas y sus derivados. Y es que la antigua Toponimia no suele describir los accidentes del terreno, sino que a menudo son formas posesivas de antropónimos, patronímicos, nombres tribales, etc., basados en nombres de divinidades tópicas de los lugares (ríos, montes, etc.), protectoras de comunidades e individuos, etc.