Este libro pretende, a un tiempo, desmitificar la idea de la propiedad, entendida como algo inmutable y estático, que se define al margen de las relaciones sociales, y revisar críticamente una visión de la historia que sitúa en un lugar central la transformación de las viejas formas de la propiedad imperfecta del feudalismo y del mundo comunal campesino en las nuevas de una propiedad libre, absoluta y perfecta. Desde una perspectiva de historia comparada, la autora nos propone, a partir de sus investigaciones sobre las mutaciones de la propiedad de la tierra en la época de la revolución liberal española, que abandonemos la visión tópica de un cambio total dictado por las leyes como condición necesaria del crecimiento económico moderno. En lugar de ello nos invita a examinar cómo se produce en la realidad cotidiana la «gran obra de la propiedad», entendida como un proceso continuo de construcción y analizada, más allá de las leyes, en las formas de acceder a los recursos y en las prácticas de distribución de la renta, con el fin de mostrarnos hasta qué punto estos derechos, supuestamente abstractos, son en realidad construcciones sociales.