El siglo xx fue, como escribe Pierre Bouretz, «el cementerio del futuro». La guerra, de dimensiones desconocidas hasta entonces, las formas de dominación sin precedente y el exterminio inimaginable de millones de seres humanos cubrieron ese siglo con una sombra tanto más espesa cuanto que se extendía sobre un mundo que contaba con la promesa de la luz y una abundancia de sueños después quebrados por la historia. El presente libro está dedicado a los testigos de ese siglo: de Hermann Cohen a Emmanuel Lévinas, de Ernst Bloch a Leo Strauss, de Franz Rosenzweig a Gershom Scholem, de Walter Benjamin y Martin Buber a Hans Jonas. Todos ellos fueron alemanes de origen o de cultura, judíos y filósofos. Su formación, sus preocupaciones y sus orientaciones a veces se oponen pero con frecuencia se tocan: entre el compromiso sionista y las formas heterodoxas del marxismo, en el redescubrimiento de las tradiciones ocultas de la historia judía o en el cruce de caminos entre la ética y la metafísica. Pero sobre todo tienen en común el haber contribuido a introducir en la filosofía una dimensión mesiánica inédita. Sus más grandes predecesores habían anunciado el desencantamiento del mundo y el precio a pagar por ello en la forma del nihilismo. Estos «testigos del futuro», sin embargo, se arriesgaron a la resistencia y al rescate de las promesas del mundo. Una luz mesiánica ilumina su obra.