El grupo, como una construcción del método psicoanalítico, asegura efectos de conocimiento del inconsciente, de tratamiento de los trastornos psíquicos, de transformación de la relación del sujeto con su historia. Por un lado, ha hecho posible la conceptualización de formaciones sólo detectables al tomar como objeto de análisis los vínculos interhumanos, y al grupo, como su paradigma. Por otro lado, la regresión, las transferencias e intertransferencias, los procesos asociativos y de fantasmatización interfantasmatización, el trabajo del preconsciente, entre otros procesos, encuentran en y por el dispositivo metodológico del grupo la especificidad que lo legitima para una investigación verdaderamente capaz de renovar su conceptualización. Con estas nuevas perspectivas acerca del funcionamiento psíquico, se abre la posibilidad de teorizaciones transformadoras sobre la producción misma del inconsciente: el vínculo como condición de la formación de la pulsión, el trabajo psíquico como una exigencia impuesta por la subjetividad del otro, la represión como co-represión. En definitiva, una concepción del sujeto del inconsciente como sujeto del grupo, es decir, formado en la intersubjetividad, ligado a un conjunto intersubjetivo de sujetos del inconsciente, que le transmitirán, tanto por la cadena diacrónica de las generaciones como por la sincrónica de los contemporáneos, algunas de sus formaciones inconscientes.