Cuando Dani Buchanan decidió encontrar a su padre biológico, no esperaba descubrir que este fuera un senador que optaba a la presidencia del país. Dani podía poner en serio peligro la elección del senador, algo que su atractivo hijo adoptivo y director de campaña, Alex Canfield, no permitiría que ocurriera. Ella tampoco iba a dejar que Alex dirigiera su vida, por muy tentador que lo encontrara. Ninguno de los dos quería enamorarse, sobre todo teniendo en cuenta el escándalo y los problemas que eso supondría para la familia Canfield, pero finalmente se vieron obligados a confiar el uno en el otro y, en cuanto la confianza se convirtió en pasión, el escándalo estuvo servido.