Este libro aborda el problema foral de Navarra, iniciando su análisis en 1778, año en el que tanto Navarra como los otros territorios vascos han de optar o por el libre comercio con la monarquía y sus colonias o por mantener su independencia aduanera, inmunidades fiscales y demás instituciones. En estas circunstancias y a pesar de las dificultades, Navarra hasta 1795 conservó intacta su constitución política. Así lo demuestra en el asunto de los Caminos, consiguiendo plena autonomía en el gobierno y administración de los mismos (1783). Sin embargo, entre 1796-1808, los hechos demuestran que, en Navarra como en el resto del País Vasco, las exigencias fiscales y de reclutamiento movieron a la Corona contra las inmunidades regionales más que las teorías absolutistas y centralistas. Godoy, sobre todo, intentó, sin éxito, acabar con las inmunidades fiscales de Navarra y Provincias Vascongadas e, incluso, con el contenido básico de su constitución histórica. Esto se pone de manifiesto con el mantenimiento de las aduanas en la línea del Ebro. De esta forma, el comercio de Pamplona y del norte de Navarra beneficiará a sus agentes y, en general a su población como intermediaria del mismo. Pero también se manifiesta la opinión contraria, entre los terratenientes de la Navarra meridional, favorable a un acuerdo económico aunque limitado con la monarquía española y sus colonias. Esta tarea la libraría, posteriormente, el régimen liberal con mayor fortuna, aunque tampoco de manera definitiva.